Es una situación bastante habitual. Llegas a casa, no te apetece cocinar, pero quieres darte un homenaje y abres una lata de mejillones. Sin embargo, después de comer una cantidad, consideras que ya es suficiente y no sabes cómo conservar el contenido que queda en el recipiente, por lo que te planteas: ¿es conveniente guardar una lata abierta dentro de la nevera?
La importancia de la lata en la industria conservera
En cualquier despensa es fácil encontrar productos en conserva. La industria alimentaria vivió una revolución entre los siglos XVIII y XIX gracias a los métodos de preservación de alimentos propuestos por el confitero Nicolas Appert, a quien se considera el inventor de las conservas al introducir los productos en un frasco de vidrio cerrado herméticamente. Con el paso del tiempo, los envases de almacenaje de los productos en conserva se han ido perfeccionando y en la actualidad la hojalata y el aluminio son los materiales más empleados para la fabricación de las latas para conservas. Este tipo de recipientes no solo facilitan el transporte de los alimentos, sino que garantizan que el contenido sea almacenado de una forma segura durante largos periodos de tiempo, teniendo una vida útil de cuatro a seis años hasta su fecha de consumo preferente, siempre que estén en buen estado y no presenten abolladuras o golpes.
¿Qué sucede al abrir una lata?
Las latas de conservas, al estar selladas al vacío, impiden la entrada de bacterias; pero esta protección expira y la esterilidad pierde su efecto en el momento de apertura al entrar en contacto con el oxígeno, ya que el contenido pasa a tener las mismas características que las de cualquier alimento perecedero.
¿Por qué no conviene guardar una lata abierta en la nevera?
Introducir una lata abierta sin terminar en el frigorífico no es una práctica recomendable ni sana, ya que conlleva una serie de inconvenientes:
- La mala conservación del alimento una vez abierto puede afectar a sus cualidades organolépticas, es decir, puede alterar su sabor, su olor, su textura o su aspecto.
- Al estar dentro de una nevera hermética, es posible que se transfieran los aromas del contenido de la lata al resto de alimentos guardados.
- Pueden formarse bacterias y hongos que sean perjudiciales para la salud o que el alimento se vea afectado por otros microorganismos que habiten en el frigorífico.
- El mayor riesgo se encuentra en la reproducción de la bacteria Clostridium botulinum, unas toxinas que causan el botulismo.
- Los componentes de la propia lata pueden contaminar el alimento que contienen. Las latas tradicionales pueden desprender partículas metálicas debido a la oxidación que puede producirse al abrirlas y entrar en contacto con el aire. En las latas que tienen en su interior un recubrimiento de plástico, el riesgo está en el bisfenol A (BPA).
¿Qué hacer con el contenido de una lata si no se ha terminado?
Una vez abierta una lata de conservas, estos consejos te servirán para saber qué hacer con el alimento sobrante:
- Lo recomendable es cambiar el contenido a un recipiente de plástico o cristal. Así lo aconseja la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) en su informe sobre cómo conservar los alimentos.
- Que este envase esté bien cerrado ayuda a mantener las cualidades del producto.
- En ese mismo recipiente, además del alimento, también hay que guardar el líquido original. Su líquido de gobierno mantiene las propiedades y el sabor. El producto debe estar cubierto en su totalidad.
- No conviene almacenar este recipiente con las conservas en el frigorífico más de dos días.
- Sin embargo, si sabemos que el consumo será pocas horas después de abrir la lata, se puede cubrir esta con papel transparente; aunque hay que tener en cuenta que este no es totalmente impermeable.
Con Palacio de Oriente no podrás dejar una lata sin terminar
Ahora que ya sabes por qué no es recomendable dejar las conservas empezadas en la lata dentro la nevera, en Palacio de Oriente de invitamos a que disfrutes de nuestros sabrosos mejillones con DOP “Mejillón de Galicia” o de nuestra selección de sardinas y sardinillas. No importa la lata que abras, seguro que la terminarás y no te hará falta guardarla en el frigorífico.
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